12 de abril de 2010

Noctámbulo


El silencio de la madrugada es el mejor para leer y para escribir. Es en su territorio en que he podido entenderme tanto conmigo mísmo como con las páginas de diversos libros.

El bullicio de la mañana y de la tarde me aturden, me altera el ritmo en que la vida tiende a moverse en ellas, así como su eterna prisa. Dificilmente puedo reflexionar y llegar a pensamientos profundos en la vigilia; por el contrario necesito la mística de las primeras horas del día para poder llegar a resultados satisfactorios. 

Muchas personas no entienden esto, porque por algo los ciclos biológicos han sido establecidos. ¿Cómo poder pensar, cuando del otro lado del muro alguien yace dormido, a la merced de diversos sueños? Al principio este hecho me perturbaba.

Sentía como si estuviera transgrediendo un orden sagrado, como ladrón nocturno, que sigiloso entra a robar objetos preciados a las casas ricas. Deambulaba por la habitación y por los pasillos, la concentración no tenía lugar. Por el contrario reinó en mí la dispersión y la intranquilidad. Dormía con remordimientos y parecía que el amanecer me recibía con desdén.

Todo cambió a los pocos días. Comencé a aceptar mi nuevo estado, y me olvidé de los otros, de lo que me rodeaba. Sentí encontrar mi ambiente, cual el empresario lo hace en las oficinas de un rascacielo citadino, o el biólogo que investiga en el campo y el pantano. 

Poco a poco mis ojos se acoplaron a un nuevo estado: no me costó trabajo leer a la 1 o a las 2 de la madrugada a un Chéjov, Kant, Nietzsche o Borges; autores de cuyas obras apenas había podido leer unas cuantas páginas durante el día. 

Así se han sucedido los autores, las obras. Una a una las páginas pasan delante de mis ojos sobre el tamiz irreal de la madrugada. Ahora mis pensamientos son más claros que nunca. Pienso que cuando se sabe aprovechar la soledad ofrecida por la noche se pueden obtener granadas jugosas, que no caducan en otros lugares, por más secos que estos últimos puedan parecernos.


Publicado originalmente como "Insomnio", en La Mañana Incierta, Abril 11, 2009.

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