18 de diciembre de 2009

Encuentro

Estas colinas duras que han formado mi cuerpo
y lo sacuden con tantos recuerdos, me han abierto el prodigio
de aquella que no sabe que la vivo y no llego entenderla

Me la encontré una noche: una mancha más clara
bajo las inciertas estrellas, en la oscuridad del verano.
Percibíase en torno la fragancia de estas colinas
más profunda que la sombra, y de repente sonó,
como si saliera de estas colinas, una voz más limpia
y áspera, a la vez, una voz de tiempos perdidos.

Alguna vez la veo, y se pone ante mí
definida, inmutable, como un recuerdo.
Nunca he podido asirla: su realidad
cada vez se mes escapa y me lleva más lejos.
Si es bella, no lo sé. Es joven entre las otras:
me sorprende, al imaginarla, un lejano recuerdo
de mi infancia vivida entre estas colinas,
tan joven es. Semeja la mañana. Me muestra en los ojos
todos los cielos lejanos de aquellas mañanas remotas.

Y tiene en los ojos un firme propósito: la luz más limpia
que jamás tuvo el alba sobre estas colinas.

La he creado del fondo de todas las cosas
que me son más queridas, y no llego a entenderla.


Cesare Pavese

16 de diciembre de 2009

Aunque sea por un momento...

En un país como este, cuyo calendario esta repleto de fiestas, los inadaptados sociales nos volcamos a escribir en blogs. ¿Por qué digo esto? Ha empezado la llamada época de fiestas decembrinas, en donde muchos despilfarran en regalos, en alcohol, en comida y en frivolidades diversas...
(Fiesta, más fiesta y más fiesta. Celebramos de todo, desde una guerra que nunca ganamos, el nacimiento de un Dios en el que no creemos, la aparición de una virgen que hasta los rockeros aman, el fin arbitrario del calendario gregoriano...)
Permanezco asomado a la ventana, escuchando los gritos y risas de mis vecinos. Imagino los preparativos de una piñata en alguna casa cercana. También la eterna, torpe danza de nuestros amigos borrachos que se avecina. Los niños que mandan al diablo la escuela por un rato, ilusionados con juguetes, con noches de desvelo, con reuniones familiares.
Los buenos deseos que pasan por todas las mentes y que en el fondo nadie cumplirá. Los hombres y mujeres devotos católicos que aún guardan recato y que van a las misas de navidad, que bendicen sus coronas de adviento. El olor tan característico del ponche que se prepara tanto en las vecindades como en las zonas residenciales.
Nuestras calles, nuestra ciudad. Igual que siempre, llena de basura, de congestionamientos, de contaminación. Pero por unos días también llena de luces, de adornos festivos. De comercios más frecuentados que de costumbre. De pliegos y pliegos de envolturas. De anuncios en las esquinas, en la televisión, en el radio, en espectaculares, promocionando artículos diversos.
Y todo es alegría disimulada y buenos deseos. Olvidemos que hemos perdido recientemente al familiar querido, o que la crisis sigue, haciéndonos la vida más difícil cada día. Que vivimos en un país lleno de desigualdad e injusticias sociales, rodeados de delincuencia y faltos de oportunidades para salir adelante. Embriaguémonos todos, al son de las canciones de moda y la vida que no deja de fluir dentro de nosotros; en mitad de la noche somos dioses que crean y destruyen a voluntad. Después, después nos volveremos mortales.

13 de diciembre de 2009

Tono de ocupado

El día va pasando lenta y pesadamente entre nosotros. Es un anciano artrítico y jorobado, que no se tienta el corazón para con nosotros, que esperamos su pronta muerte para repartirnos la jugosa herencia que abone el crepúsculo.

Mientras tanto contesto llamadas, escucho quejas y atiendo dudas. Personas que nunca conoceré en persona, pero que escucho con atención, como si las tratara de muchos años. Ejercito mi mente en fugaces imaginaciones, les pongo rostros y personalidades distintas a cada cliente.

Si escucho una voz dulce y delicada de una mujer joven, la cual me escucha con atención, le atribuyo un cuerpo escultural. Si atiendo al arrogante y altivo sujeto que grita desde el otro lado de la bocina, lo pienso como un esperpento humano.

Ficciones imparciales, lo sé, después de todo soy sólo un empleado más con diadema y timbre de voz elegante que espera la dicha del fin de semana. La proeza de cada día: escapar de esta otra ficción, la del operador telefónico que aguanta vara y que no tiene emociones.

Sólo raciocinio y empatía, ir más allá sería una suposición aventurada de parte de ustedes, los que me escuchan cada día cuando llamo a sus hogares, impertinente y desconsiderado, ignorado y con toda razón, “¿qué no sabe que tengo tantas cosas que hacer como para estar escuchando a usted y su producto que me trata de vender?”

“No gracias”, en el mejor de los casos. Voces altisonantes e irritadas que se van archivando en la categoría de las llamadas estresantes. Y así vaya cayendo la arena del otro lado: se van sucediendo los minutos en el reloj de la computadora que miro ocasionalmente.

De vez en cuando alguno de ustedes me da generoso el lujo de abonar una venta al historial, lo cual hace que el tiempo corra un poco más rápido de lo habitual. Pero casi nunca sucede esto, recordemos que estamos hundidos en la miseria y vamos derecho al pozo sin fondo.

Al final del día recuerdo que soy un cuerpo, unas manos, un rostro; no sólo una garganta cansada y unas cuerdas vocales agotadas. Recupero mi traje de persona que me entregan cada que termino la jornada laboral. Tardaré en habituarme, como siempre.

Paso por la puerta de salida y lo veo: el decrépito, el anciano día se digna por fin a expirar. “Las agonías no son eternas”, parecen decirme en clave las pisadas veloces de mis compañeros que bajan a un lado mío por las escaleras, mientras charlan entre sí de planes sabatinos y dominicales a realizar con sus parejas, amigos y familia.

Salimos todos en tropel, rumbo a una tierra promisoria, impulsados por un flautista y melodías imaginarias. No escuchamos la voz de nuestra fastidiosa, aguafiestas conciencia que nos dice que esta es la habitual jugarreta del tiempo. ¡A callar! Y todos siguen como hipnotizados.

Afuera la tarde lanza sus promesas de eterno enamorado hacia nosotros, más vale no hacer un desaire. Dar el brazo a torcer, flojito y cooperando. Qué le vamos a hacer, Errare humanum est. De pronto mis piernas me conducen sin que me haya dado cuenta. Toman la rienda, han despertado. Dentro de mí es como si pudiera decirles a todos: “no me pasen llamadas durante los siguientes dos días”. Y de alguna forma lo es.

4 de diciembre de 2009

La Barranca


Cuando hablo de música con alguien, la mayoría de las veces termino recomendando grupos, haciendo así como una especie de “apostolado”. Me explico: cuando nos gusta mucho un grupo, una banda o solista, queremos que todos lo conozcan y así como nosotros disfrutamos de escuchar sus canciones, así queremos que otros compartan esa dicha.

Va a sonar exagerado, pero es como los testigos de Jehová. Queremos que los otros se conviertan a nuestra fe, en este caso a nuestra “música”. Lo sé, no todos son así, ni tampoco la onda es tan fuerte. Pero por ejemplo vean a los metaleros que defienden a muerte sus bandas o a los que piensan que sólo el reggaetón es música. ¿A alguien le suena?

Pero bueno, el chiste es que hoy quiero hacer de apóstol de una agrupación que considero viene a ser muy mesíanica en estos tiempos, jaja. Recuerden, hablo en ámbito musical, no os asustéis. La comparación es buena porque en México abunda la mal…a música. La música de plástico, de tonadas pegajosas sin verdadera profundidad, etc. Las bandas sin talento.


Yo les ofrezco la luz... musicalmente hablando. En este caso, la luz, o una buena parte de ella responde al nombre de La Barranca, la cual es una agrupación mexicana formada en 1995. ¿A qué suena? Suena muy bien. Rock alternativo creado en México, con música y letras profundas. Fuera de eso no podría describir su sonido. Bien, haré trampa. Dejaré que sus integrantes nos aclaren el panorama. Ellos se describen a sí mismos en su maispeis de la siguiente forma:

"Banda de rock alternative de la ciudad de México formada en 1995 por el guitarrista José Manuel Aguilera y el bajista Federico Fong. Alonso André se unió a ellos en las baterías para grabar su álbum debut."

"Inspirados por bandas como King Crimsom, Buena Vista Social Club, Toña la Negra o Radiohead y buscando su propia identidad Mexicana, la Barranca grabó su primer álbum después de conseguir una propuesta de un pequeño estudio llamado Opción Sónica en 1996."

Estos son sus integrantes, que eran la alineación original y que ha ido cambiado desde su formación, manteniéndose inamovible solo José Manuel Aguilera. Han vuelto los otros dos: el Fong y André para sacar su más reciente trabajo. Virtuosos hasta la médula, su discreta carrera (discreta en cuanto a impacto mediático) ha dado ya los siguientes albumes: El Fuego de la Noche, 1996; Tempestad, 1998; Rueda de los tiempos, 2000; Denzura, 2003; El Fluir, 2005 y su más reciente obra: Providencia, 2008; así como un EP: Cielo Protector, 2004.

La revista Rolling Stone ha dicho que: “La Barranca es la banda más elegante en la escena del rock mexicano”. (Y sobre Denzura) “uno de los mejores albums latinos del 2003”

En el Myspace de esta agrupación nos describen más cosas:

"Su música mantiene algunos de los elementos más ricos y poderosos en la escena de rock de México. Es una banda muy interesante para escuchar ya que tiene un melancólico sentir en combinación con algún buen rock and roll y matices de música popular mexicana ."

La calidad de sus canciones es muy alta, en cada disco se renuevan y aportan algo original tanto en su música como en letras, las cuales son muy profundas. Son también unos consagrados de la escena independiente, además de que han adquirido la categoría de grupo de culto, la cual es un honor al que pocos pueden aspirar.

Los chicos de Café Tacuba no son los únicos que buscan la experimentación en cuanto a géneros y estilos se refiere, basta ver rolitas como Llueve contenida en Rueda de los Tiempos para constatar lo bien que suenan la música tradicional mexicana y el rock cuando se saben conjuntar. Día negro es un clásico, quizás su canción más reconocida por los amantes del género, sólo por nombrar algunas.

Si quieren hacerle un favor a sus oídos, dense la oportunidad de escuchar a La Barranca. Juzguen por ustedes mismos. Les dejo una probada de La Barranca, dos muy buenas canciones suyas, la primera perteneciente a su Denzura, 2003; la otra de su más reciente disco Providencia. Para mayor información les sugiero su Myspace, del que he tomado muchos párrafos para hablar de ellos (la traducción es mía), o su sitio web.