18 de diciembre de 2009

Encuentro

Estas colinas duras que han formado mi cuerpo
y lo sacuden con tantos recuerdos, me han abierto el prodigio
de aquella que no sabe que la vivo y no llego entenderla

Me la encontré una noche: una mancha más clara
bajo las inciertas estrellas, en la oscuridad del verano.
Percibíase en torno la fragancia de estas colinas
más profunda que la sombra, y de repente sonó,
como si saliera de estas colinas, una voz más limpia
y áspera, a la vez, una voz de tiempos perdidos.

Alguna vez la veo, y se pone ante mí
definida, inmutable, como un recuerdo.
Nunca he podido asirla: su realidad
cada vez se mes escapa y me lleva más lejos.
Si es bella, no lo sé. Es joven entre las otras:
me sorprende, al imaginarla, un lejano recuerdo
de mi infancia vivida entre estas colinas,
tan joven es. Semeja la mañana. Me muestra en los ojos
todos los cielos lejanos de aquellas mañanas remotas.

Y tiene en los ojos un firme propósito: la luz más limpia
que jamás tuvo el alba sobre estas colinas.

La he creado del fondo de todas las cosas
que me son más queridas, y no llego a entenderla.


Cesare Pavese

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