25 de noviembre de 2009

Ese fracaso...


Renuncio a ser el mismo que aquel que escribe sobre ti en mis sueños. Lenguajes distintos nos llevan a caminos distintos. Manos de un mismo cuerpo sienten en universos completamente distintos. Puede que cuando toco tu piel este haciendo sólo un bosquejo. La obra terminada está allá, en lo inefable de mi sueño de anoche, hecha por un otro que desconozco.

Anhelo concluir tu retrato algún día. Por eso ensayo en cada ocasión que se me presenta, que bien puede ser la última. Te pido, te ruego. Que comprendas estas manos de despierto agotadas por el temblor; esta voz que pareciera apagarse en agónicos clamores; estos ojos de naúfrago, de enfermo, que tratan en vano de asirse a algún trozo de ti como de una isla o de una sanación.
No sabré cuando llegará la descarga, aquel estruendo que todo lo enmudece. Lo único seguro es que pensarte, crearte, será para siempre un acto del todo inconcluso. En medio de este universo de formas e ideas, objetos y sensaciones, tú eres para siempre mi obra inacabada. Trato de agotarte en cada sacudida, en cada cima, en cada abismo pero no lo logro. ¿Será este mi definitivo fracaso?

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo que amamos tiene una cierta capa de irrealidad, un velo de espirales que no nos deja nunca acabar de seducirlo.. cuando llegue el día en que podamos movernos libremente en un espiral entenderemos que el amor nunca esta, pero tampoco se ha ido...
"...ni yo me voy, ni vos te quedás"