31 de mayo de 2010

Vivir de la literatura


Franz Kafka


"Aparte de mi situación familiar, no podría vivir de la literatura debido al lento proceso de elaboración de mis trabajos y a su carácter especial. Por añadidura, mi salud y mi carácter me impiden dedicarme a una vida que, en el mejor de los casos, sería incierta. Por consiguiente estoy empleado en una compañía de seguros sociales. Ahora bien, esas dos profesiones jamás pueden soportarse mutuamente ni permitir una felicidad común. La menor felicidad en una se convierte en enorme desgracia para la segunda. Si una noche logro escribir algo bueno, al día siguiente no consigo hacer nada en la oficina.  Este continuo contraste empeora cada vez más. En la oficina cumplo externamente con mis obligaciones, pero no así interiormente. Y toda obligación interna no cumplida se convierte en una desgracia, que ya no se mueve de mí." *


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* En Gajes del oficio. La pasión de escribir, Selección y edición de Delia Juárez González, Cal y Arena, México, 2007, p. 233. Tomado a su vez de "Escritos sobre el arte de escribir", Trad. Michael Faber-Kaiser, Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, Madrid, 2003.



27 de mayo de 2010

Nublado


No he entendido nunca porque tantas personas detestan los días nublados. ¿Será por esa común asociación de lo gris con lo triste? Curiosa cosa eso de la asociación de colores con los estados de ánimo. Aunque si de asociación de ideas se trata, me parece más divertido cuando te hacen el Test de Rorschach... Yo lo hice una vez y no puedo recordar las imágenes que dije que veía en las tarjetas que me enseñó la psicóloga aquella vez. De seguro fueron figuras muy imaginativas las que encontré, aunque nada grave que me ganara el refundimiento a un centro psiquiátrico. 

Las asociaciones de ideas suceden todo el tiempo. Son los bonitos, sencillos y cotidianos puentes que unen nuestros pensamientos durante el día. Me gustaría alguna vez poder llevar, aunque sea durante 24 horas, el registro de las asociaciones que se van dando por mi mente. Seguro me sorprendería de las que se van sucediendo de un minuto a otro, más bien de unos cuantos segundos, confirmando así que mi mente es una cosa de lo más inquieta. 

Relaciono los días nublados con las tardes de primaria. No sé porque, pero así sucede. Quizás es porque se me quedaron grabados algunos días de entre octubre y noviembre de aquellos años, en que los días eran nublados. Yo iba a la escuela por la tarde, algo muy extraño porque según he constatado casi nadie va en ese turno. Lástima, porque una de las ventajas de ser vespertino es que hay menos alumnos, los recreos se disfrutan más porque hay más espacio por alumno en el patio y las convivencia con los compañeros en las clases no son tan estresantes. 

De 1997 a 2001, que es cuando salí de primaria, fuí en la tarde. En mi salón nunca pasamos de los 13 alumnos, lo cual hasta la fecha es un récord porque no he conocido a nadie que haya tenido esa cantidad de compañeros de salón en sus respectivas escuelas. Así también podría asociar doblemente: mi pasado en la primaria- los días nublados- la añoranza por no toparme con las multitudes a cada paso que doy. Porque, ¿qué otra cosa más nos ha transtornado sino la de ser cada vez más personas en esta ciudad? 

Ya nadie muere solo, porque en cada semáforo hay una buena dotación de autos, peatones y animales callejeros. Los sueños son los únicos espacios que se resisten a ser ocupados por completo, siendo enormes terrenos baldíos que podemos llenar a voluntad de la forma que queramos cada noche al acostarnos. Ayer, después de mucho tiempo, tuve un sueño realmente feliz. No porque tenga pesadillas todas las noches, sino porque los otros sueños que había tenido amanecieron sin etiquetas. Al recordarlos a lo largo del día, no podía asociarlos a algo como la tristeza, o el miedo.

Imagino que el cielo se ríe de nosotros por asociarle emociones, cada vez que salimos a la escuela o al trabajo por la mañana. Como si él tuviera la culpa de que la mañana del miércoles X nos sentimos deilusionados de nuestra situación actual... no queda más remedio que achacarle aquello que es sólo nuestro, esa cosa rara que se da en nuestras mentes: "El día esta feo, la noche está emocionante, la tarde está aburrida..." Nunca decimos más: "el cielo está nublado, simplemente nublado." Sería como decir que no pensamos, como admitir que nuestra mente está en blanco, como desnuda de asociaciones... 

19 de mayo de 2010

Hoy pensé que cada día que pasa frente a nuestros ojos es sólo una de innumerables esquirlas, producto de una gran explosión de tiempo sucedida hace miles de millones de años… y me sentí tranquilo: arropado bajo una extraña, infinita, inefable violencia cósmica.

7 de mayo de 2010

Retratos


¿Qué se pierde, qué se gana? Los retratos en la pared atestiguan el irremediable paso del tiempo. Crecer para dejar la casa paterna. Luego volver ocasionalmente (si se puede, si se tienen las suficientes ganas, si aquel lugar sigue aún en pie) para ver que ha cambiado, que no volverá jamás. Las demás cosas: pensar en lo que no fuímos, en lo que hubiéramos podido ser, son todos ejercicios inútiles. Viles artificios de la imaginación.

1 de mayo de 2010

Las personas y los libros


Silvia Plath


"Sigo considerando infinitamente más importantes a las personas que los libros, con lo cual nunca llegaré a ser erudita. Soy perfectamente consciente de ello y también sé que mi curiosidad intelectual vitalista jamás podría encontrar satisfacción en la minuciosa acumulación de detalles para una tesis doctoral. Creo que ese tipo de especialización sencillamente no es lo mío. Me gusta leer sobre muchos temas: arte, psicología, filosofía, francés y literatura, y vivir y ver mundo, y conocer a fondo a las personas que lo pueblan y escribir poesías y prosa, en vez de convertirme en una engreída experta sobre algún autor secundario de hace doscientos años, por la mera razón de que todavía nadie haya escrito nada sobre él."


La cita anterior proviene del texto Cartas a mi madre, traducido al español por Montserrat Abelló y Mireia Bofill, publicado por la editorial Grijalbo, 1989. Por mi parte, lo tomé del fantástico libro Gajes del oficio. La pasión de escribir, donde su autora, Delia Juárez González hace una excelente selección de fragmentos escritos por autores literarios de talla internacional, (Henry James, Gustave Flaubert, Lev Tolstoi, James Joyce, por nombrar unos cuantos) los cuales cuentan lo que piensan acerca de la literatura: como la viven, sienten, trabajan y sufren. En fin, los gajes del oficio de escribir. Una recopilación altamente recomendable para todos aquellos que deseen conocer, de viva voz de los grandes escritores, lo que hay tras el trabajo de la imaginación creadora.